Algunos papás y mamás nos explicáis preocupaciones porque vuestro bebé aún no habla o nos planteáis dudas sobre cómo estimular el lenguaje. La verdad es que nos fascina este tema y queríamos compartir con vosotros un poco de información y algunos consejos.

El concepto de “adquisición” del lenguaje

Al contrario que los idiomas que estudiamos de adultos, los bebés y niños pequeños no “aprenden” la lengua de su entorno, sino que la “adquieren”. Esto significa que la asimilan imitando a su familia y a otras personas cercanas, absorbiendo información como esponjas.

Es un proceso simultáneo al desarrollo de conexiones y funciones neurológicas, y está cargado de emotividad. Aunque después aprendamos otros idiomas, con la lengua o lenguas que aprendimos de niños siempre mantenemos un vínculo especial. Cuando prevalecen las emociones, recurrimos a la lengua materna. Si sois bilingües, ¿os habéis fijado en qué lengua habláis a los bebés o a las mascotas? Casi seguro, en vuestra lengua materna.

Etapas: en los primeros meses, estimulación

Las primeras semanas de vida, la comunicación con vuestro peque será sobre todo a través de otros sentidos: el tacto, el olfato… Sin embargo, ya entonces está desarrollando la facultad del lenguaje y es fundamental estimularla. Debéis hablarle mucho y emplear los recursos que ya es capaz de interpretar: el tono y el volumen.

La voz pausada de los seres más cercanos relaja a los peques y, además, es un estímulo imprescindible para que vaya asumiendo los elementos más básicos de la lengua: los fonemas (vocales y consonantes). Poco a poco, los irá interiorizando y a los pocos meses, además de ruiditos, empezará a producir sonidos articulados.

Familias bilingües

Una duda que les surge a muchos papás y mamás es en qué lengua hablarle a su peque cuando en casa se emplean varias. Lo cierto es que un tema complejo, pero hoy en día la mayoría de los investigadores recomiendan que cada uno hable a su bebé en la lengua con que se sienta más cómodo. Si la mamá habla una lengua y el papá, otra, lo más natural es cada uno se dirija al pequeño en la suya propia, independientemente de cómo hablen ellos entre sí. En lo que sí coinciden los estudios es en que es mejor que cada uno emplee solo una lengua.

Es posible que algunos niños que crecen en entornos bilingües tarden un poquito más en romper a hablar. Eso es completamente normal y no debe preocuparos en absoluto. Si se da ese caso, rápidamente recuperará esas semanas de retraso. Es más, según las investigaciones, los bebés que aprendieron más de una lengua ya desde la cuna tienden a desarrollar habilidades que les hacen más fácil aprender terceras y cuartas lenguas en el futuro. Así que no os preocupéis: si en casa habláis varias lenguas, podéis emplearlas con el peque. A largo plazo, puede ser muy beneficioso.